“siempre hay alguien que necesita un hombre
experto en armas”
Título original: Il mercenario.
Año: 1968.
País: Italia
Dirección: Sergio Corbucci.
Guión: Sergio Corbucci, Bruno Corbucci.
Fotografía: Alejandro Ulloa.
Música: Ennio Morricone, Bruno Nicolai.
Reparto: Franco Nero, Jack Palance, Tony
Musante, Giovanna Ralli, Eduardo Fajardo, Álvaro de Luna.
Productora: Produzioni Associate Delphos /
PEA / Profilms 21.
Sinopsis: En la frontera mejicana, Eufemio
encarna los sueños de venganza de los trabajadores contra su patrón, García, el
propietario de una mina de plata. Éste cuenta con un pistolero a sueldo, Bill
Douglas, que no tiene mayor problema de venderse al mejor postor. Cuando García
está fuera, Eufemio se hace con el control de la mina y convence a Douglas para
que se ponga de su lado. Juntos forman una banda que se dedica a robar bancos con
lo que pueden ayudar a los más desfavorecidos. Sin embargo, un día García
regresa. (FILMAFFINITY).
YO SOY LA REVOLUCIÓN...
En 1968 el mundo era una gran revolución.
Los pueblos del tercer mundo habían
comenzado grandes procesos de lucha contra las potencias coloniales.
"Porque esta gran humanidad ha dicho basta y ha echado a andar. Y su
marcha, de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia,
por la que ya han muerto más de una vez inútilmente" afirmaba el Che
Guevara mientras las revoluciones se extendían en Cuba, Vietnam, el Congo e
incluso llegaban a las aulas francesas donde los jóvenes sacaban "las
estructuras ala calle".
En este contexto el cine se compromete con
la política: Jean Luc Godard, Costa Gavras, Gillo Pontecorvo, Gutiérrez Alea,
producen obras que muestran la vida de los condenados de la tierra, sus luchas,
sus anhelos y sobre todo la posibilidad de que el mundo sea mas humano y de
cabida al «Hombre nuevo».
No obstante estas obras venidas de las
llamadas «Nuevas Olas» eran de consumo de una minoría intelectual y su estética estaba muy lejos de las masas.
Con esta tesis nace el llamado «Spaguetti Comprometido» movimiento dentro de la
ola del Spaguetti Western que decide abordar temas sociales a través de las
cabalgatas y los tiroteos en el viejo oeste.
Sergio Sollima con trilogía : El halcón y
la presa (1966), Cara a cara (1967), Corre, Cuchillo... corre! (1968), crea
un personaje que representa a las clases
subalternas y las esperanzas de los mas pobres. Cuchillo Sánchez es tan
miserable que no sabe sostener un revólver y Beauregard Bennet, un asesino y
jefe de una banda de forajidos demostrará más humanidad que Brad Fletcher,
el tímido profesor de historia que terminará en la más vil crapulencia y
llevando a la desgracia a una comunidad idílica conocida como la “manada
salvaje” a la destrucción detrás de sus
ambiciones de poder y ansias de grandeza.
De la misma manera Damiano Damiani en su
film “Yo soy la revolución” de 1966 abordará el tema de la revolución mejicana y sus bandoleros: Chuncho, interpretado por Gian Maria Volonté,
pasa de ser un ladrón y un mercenario a un revolucionario cuando poco a poco
despierte a la “consciencia de clase”
deplorando los abusos del gringo,
el colombiano Lou Castel, asesino
a sueldo encargado de ejecutar a uno de los idealistas generales del ejército
agrarista.
En salario para matar (1968) Sergio
Corbucci retratará el tema a través de la contraposición de dos personajes:
Pancho Roman, trabajador de una mina de plata, que cansado de los continuos
abusos de su patrón decide revelarse haciéndole comer una lagartija que antes
había encontrado en su miserable ración de comida dominical.
- “Patroncito los domingos siempre nos dan
algo extraordinario”
-“Si ves te ha tocado un buen pedazo de
carne”.
Por otro lado Sergei Kowalski, apodado el
Polaco, mercenario (título que este filme recibió en italiano) que solo desea
lucrase con la revolución, y que vende sus servicios a los peones revelados para
hacer más lucrativo el pillaje.
Uno y otro solo quieren enriquecerse a
partir de la idea de la revolución, asaltar pueblos, robar bancos, matar
terratenientes. Pero es patente que los ideales de cambio social están bien
lejos de esta pareja improvisada de líderes. Será Columba ((Giovanna Ralli)
quien represente la consciencia revolucionaria y de lucha por los desposeídos.
Esta recordará a cada paso que más allá de “un puñado de dólares” está el más
alto ideal: el de cambiar el mundo para bien, el de crear un lugar donde los
ríos no sean sangre ni la hogaza se haga piedra.
A través de una rica estética del western
europeo Sergio Corbucci hace una crítica a los movimientos revolucionarios y a la
teoría marxista tan en boga en el mayo francés del 68. Los negados del mundo,
los que solo luchan por sobrevivir en un sistema de desigualdad, son los
llamados a dinamitar la historia (W, Benjamin). El cambio operado en Pancho
Román se acerca al concepto de epifanía: su largo viaje de improviso le revela
una verdad esencial que cambia su existencia. No solo matando patrones y
robando algún dinero se consigue la dignidad, la revolución existe para que
cada persona encuentre su lugar en el
mundo, y a la larga su identidad como hombre libre.
Álvaro lozano Gutiérrez.