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Álvaro Lozano Gutiérrez, nacido en Bogotá d. c. Colombia en 1978. Realizó estudios de filosofía en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín. Desde el año 2010 hace parte del Colectivo Literario Surgente, Letras informales y el Cine Club Caldo Diojo. Actualmente se desempeña como docente de secundaria. Finalista en el Premio Nacional de Crónica Ciudad Paz (2018). Ganador del concurso de cuento corto latinoamericano (2017) con el relato ‘Esta tierra que habitamos’; y del Concurso Letras Diversas, Revista Goliardica (Medellín, 2001) con la crónica ‘La bohemia’. Finalista del concurso Bogotá en 100 Palabras con el relato "Encuentro". Colaborador habitual del Periódico Periferia Prensa Alternativa y del Taller de Formación Estudiantil Raíces TJER de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas en Bogotá. Publicado en variados medios impresos y digitales en Colombia y América Latina.

sábado, 31 de diciembre de 2016

DJANGO: EL WESTERN AL ITALICO MODO. (CRÍTICA)


“Django, también para ti nace un
estrella en el cielo, también para ti
nace una rosa sobre la tierra.”


Título original: Django
Año: 1966.
País: Italia
Dirección: Sergio Corbucci.
Guión: Sergio Corbucci, Bruno Corbucci.
Fotografía: Enzo Barboni.
Música: Luis Enrique Bacalov.
Reparto: Franco Nero, Loredana Nusciak, José Bódalo, Ángel Álvarez, Gino Pernice, Simón Arriaga, Giovanni Ivan Scratuglia, Remo De Angelis, Rafael Albaicín, José Canalejas, Eduardo Fajardo.
Productora: Coproducción Italia-España; B.R.C. Produzione S.r.l. / Tecisa.
Sinopsis: Django está de paso por un lugar fronterizo de México y va arrastrando un baúl. En mitad del paisaje desértico encuentra a una bella mujer que está siendo acosada por un grupo de hombres y el hombre del baúl la salva. Django descubre que hay dos bandas rivales en la zona, la de Jackson y la de Rodríguez, y se une a ésta última para castigar a los bandidos que maltrataron a María, la mujer. Más tarde, Django se ve envuelto en una misión para conseguir un montón de dinero junto a Hugo Rodríguez, el líder del bando al que se alía, pero el protagonista se queda con todo lo recaudado y huye por el desierto. No tardará mucho en ser apresado y castigado por su avaricia.


El primer Spaguetti Western de la historia es la Opera la fanciulla del west del compositor italiano Giacomo Puccini estrenada en 1910, en ella Minnie, una joven maestra y benefactora de un pueblo de mineros, se enamora de Dick Johnson criminal que intenta redimirse de su pasado y que será salvado de la horca por su amada . Para los años 60° el género americano por excelencia había entrado en su etapa de decadencia o “crepuscular” donde autores como Jhon Ford,  Anthony Mann, Budd Boetticher quemaban sus últimos cartuchos en el séptimo arte. En estos filmes la leyenda se deconstruye y da paso a una dolorosa realidad: los tiempos del caballo y la diligencia  fenecen para dar paso a una modernidad  vacía que degeneraba en una América entregada a los fríos valores del capitalismo.

Sería en los paisajes españoles de  la Almería donde la leyenda de la conquista del Oeste retomaría fuerzas y nuevos argumentos. Joaquín Romero Marchent con películas como La justicia del Coyote (1956), La venganza del Zorro (1962) y El sabor de la venganza (1963, dotaba al genero de nuevas líneas expresivas, que si bien no representan en si una renovación, trataban de contar historias nuevas, integrar el elemento del humor tan afín a los pueblos del mediterráneo y sobre todo explorar las claves visuales y narrativas de este género.




 Pero va a ser el Romano Sergio Leone con la llamada “trilogía del dólar”: Por un puñado de dólares (1964), La muerte tenía un precio (1965), y el bueno, el malo y el feo (1966). Quien dotaría a este género (categoría problemática para un producto europeo basado en los códigos y las historias del cine estadounidense) de una nueva estética que sin lugar a dudas renovó las pantallas y creó un itinerario de viaje hacia lugares antes desconocidos en el salvaje oeste.

La fórmula era sencilla y por lo tanto cautivante: un hombre solitario llega a un pueblo a unirse a antiguos litigios pero no necesariamente a traer la justicia, es un hombre sin nombre, pero también sin pasado, sin motivaciones claras y con pocos o nulos lazos con las personas o la comunidad.

Por otro lado el feísmo hace su aparición en los escenarios de la Almería con personajes sucios, caras a medio afeitar, dentaduras desgastadas y unos primeros planos que revelaban las imperfecciones de cada personaje, creando una tenue metáfora de lo que es un héroe de Oeste: un pasado reflejado en las cicatrices  e imperfecciones del rostro, no un arquetipo sino una realidad venia del hecho de que “lo mas importante en el lejano oeste era sobrevivir”

Para 1966 un cineasta que hasta ahora había hecho su aparición en filmes de humor a la Italiana, algunos con el legendario Totó, rodaría en tierras españolas unos de los pilares del género: Django. Protagonizada por Franco Nero. En esta película los elementos puestos acuciosamente por Leone en su primer film son reproducidos en otro contexto para logra una obra original en cierto sentido .

Un pistolero con uniforme confederado llega a un pueblo de la frontera sur donde dos bandas rivales , sudistas y bandoleros mejicanos, se enfrentan y han convertido el pueblo en un cementerio. No obstante nuevos elementos permiten la reconfiguración de la historia: Una mujer a quien Django salva y desea redimir pero que no solo representa la atracción platónica,   el sadismo presente en la escena del la masacre del Rio Bravo , acometida por Gianmaría Volonté en el film de Leone, esta vez será obra de nuestro protagonista quien de un ataúd que arrastra desde los créditos del filme saca una ametralladora y barre con la banda de racistas que vienen a dar cuenta de su vida.


El nuevo héroe del desierto de la Almería viene de una guerra devastadora que consolida los intereses de la clase industrial estadounidense y de alguna manera sepulta el modo de vida del viejo Oeste: ya no son los bandoleros y los comisarios quienes imponen la ley y el orden, es el dinero y quien pueda agenciarselo. Por esto Django tampoco toma partido por la revolución mexicana, como tampoco lo harán los protagonistas de otros filmes de Corbucci. Su personaje solo desea sobrevivir y si algún asomo de humanidad aparece en él será el del amor hacia una mujer que desea salvar, pero que en el fondo, es de alguna manera un símbolo para salvarse a si mismo, de redimirse de su pasado y de su papel de Ángel exterminador.

Álvaro Lozano Gutierrez

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