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Álvaro Lozano Gutiérrez, nacido en Bogotá d. c. Colombia en 1978. Realizó estudios de filosofía en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín. Desde el año 2010 hace parte del Colectivo Literario Surgente, Letras informales y el Cine Club Caldo Diojo. Actualmente se desempeña como docente de secundaria. Finalista en el Premio Nacional de Crónica Ciudad Paz (2018). Ganador del concurso de cuento corto latinoamericano (2017) con el relato ‘Esta tierra que habitamos’; y del Concurso Letras Diversas, Revista Goliardica (Medellín, 2001) con la crónica ‘La bohemia’. Finalista del concurso Bogotá en 100 Palabras con el relato "Encuentro". Colaborador habitual del Periódico Periferia Prensa Alternativa y del Taller de Formación Estudiantil Raíces TJER de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas en Bogotá. Publicado en variados medios impresos y digitales en Colombia y América Latina.

lunes, 29 de enero de 2018

LA HUELGA (1925) Crítica




LA HUELGA.

Titulo original: Stachka .
Año: 1925.
País: Unión Soviética.
Dirección: Sergei M. Eisenstein.
Guion: Sergei M. Eisenstein, Valerian Pletnev, Ilya Kravchunovsky, Grigori Aleksandrov.
Fotografía: Eduard Tissé (B&W).
Música: Película silente.
Reparto: Maksim Shtraukh, Grigori Alexandrov, Mikhail Gomorov, Ivan Klyukvin, Aleksandr Antonov, Yudif Glizer, Anatoliy Kuznetsov, Vera Yanukova, Boris Yurtsev.
Productora: Proletkult Production / Goskino.
Sinopsis: Rusia zarista. Los obreros de una importante empresa están descontentos y, después de una reunión, deciden ir a la huelga. El director de la empresa informa de la situación a los responsables políticos y éstos envían a la policía para abortar la huelga. La tensión se dispara cuando un obrero se suicida al ser acusado injustamente de un robo.


SERGUEI EISENSTEIN, EL ARQUITECTO  DEL INFINITO


“Ahora ¿por qué el cine sigue las formas del teatro y la pintura en lugar de la metodología de la lengua, que permite totalmente nuevos conceptos de las ideas que surgen de la combinación de dos denotaciones concretas de dos objetos concretos?”



Serguei  Eisenstein  es  considerado  uno  de los  pioneros  del  cine.  Dotó  al  montaje  de  un lenguaje  capaz  de  causar emociones en el público de tal manera que la imagen  en  movimiento  alcanza  el  estatuto del  arte.  Sus  investigaciones  van  desde  la teoría  del  teatro  y  el  lenguaje  en  la  pantalla hasta  el papel  del  intelectual en  los  procesos revolucionarios.  Sin  duda  alguna  su  obra contribuyó  a  crear  el  séptimo  arte  e  incluso hoy  sigue  presente  en  fuertes  metáforas visuales  tanto  en  el  cine  como  en  la literatura.

Eisenstein hijo de un ingeniero, funcionario del Sacro Imperio Ruso, crece en la calle Valdemara de Riga, Letonia. Como muchos judíos integrados desarrolla una amplia visión intelectual a través de una sólida educación afincada en la cultura libresca y el acercamiento al teatro, la danza y un invento que cada vez más se tomaba las ciudades europeas: el Cine.

Como muchos jóvenes intelectuales de su tiempo se unió a las ideas del partido Bolchevique comandado por Vladimir Lenin haciendo parte de las revueltas en 1905 y 1917 que terminarían en la caída del antiguo régimen zarista y la emergencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas: el primer experimento Socialista en la historia humana.

Eisenstein se convertiría con el tiempo en el poeta de la revolución, el arquitecto del infinito.


LA HUELGA (1925)

Su paso por el teatro Proletkult, donde junto a figuras como Vsévolod Meyerhold y Vladímir Mayakovski experimenta con el cuerpo y sus posibilidades expresivas, le permite hacer sendas digresiones sobre el actor y su lugar en el espacio dramático.



El typage, tomado de la Comedia Dell Arte y el teatro Kabuki japonés, toma en cuenta los rasgos específicos del rostro y el cuerpo del actor representando arquetipos debido a su semejanza a grupos universales en la sociedad. De esta manera más allá de una amplia formación en cierto sentido artificial lo que el personaje representa es un cuerpo que transmite ideas específicas y complejas: la explotación proletaria, la maldad de los burgueses, la traición, el espionaje y la revolución como movimiento natural de la condición humana. Esta teoría será rescatada por el Neorrealismo Italiano dela década de los cuarenta y cincuenta (De Sica, Rosellini) , así como por directores como Sergio Leone que exigen llenar la pantalla con un rostro sobre el cual se construye la psicología del personaje, toda una serie de rasgos propios y sobre todo una historia propia que se desarrolla a través del metraje.

Los cuerpos de los obreros son fotografiados en contrapartida a las maquinas, que a través de superficies redondas significan el tiempo inexorable de la explotación en el espacio de la fábrica. Figuras musculadas, dinámicas que confluyen para liberarse de la dictadura que se extiende sobre su fisicidad. El obrero es un nuevo héroe olímpico, un modelo y arquetipo de la nueva humanidad. Los burgueses por su lado presentan rasgos obscenos, casi animalescos. El cuello desaparece para dar paso a uno obesidad mórbida a rostros que reflejan la explotación personificada en el gesto de desprecio hacia la masa trabajadora, resultado de procesos dialecticos a través de la historia mas allá de decisiones morales individuales.



El montaje como proceso dialectico: Thesis vs. antithesis = synthesis, crea significado por yuxtaposición de planos, no el contenido de imágenes individuales. Los planos se entrelazan alrededor de ideas centrales o “atracciones” que no necesariamente hacen parte de una secuencia lógica y lineal. El toro degollado trasciende el hecho mismo de la masacre de los trabajadores por parte del ejército. Los fotogramas emergen más allá del relato, muestran la idea del sacrificio como parte de la dinámica de una historia que se dirige de manera inexorable hacia el comunismo y una sociedad sin clases.

Esto responde a los estudios de Eisenstein sobre la construcción de significados en las lenguas orientales. Los ideogramas Oído + Puerta = Secreto, crean metáforas en un régimen de símbolos. Más allá del ojo que observa la realidad (Vertov) la mente es capaz de ir más allá de lo dado fácticamente para desentrañar relaciones de sentido más complejas. Esto da al flujo de imágenes en el tiempo la posibilidad alterar las relaciones con el discurso y discurrir hasta conceptos propios del campo filosófico: la revolución del campo estético al servicio de la causa política más elevada.



El Cine es un campo de fuerzas donde las ideas trascienden la prisión del tiempo a través de la imagen.

Álvaro Lozano Gutiérrez


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